Wimbledon es un blog que suelo leer, al igual que mucho otros. Y esto ahora me hace desconfiar. Porque ahí dice: "Italia nunca sabrá lo que es ganar un Mundial metiéndole tres goles a Brasil, tres a Alemania y dos a la Argentina. ¿Que esas cosas no importan? Sí que importan. Debería darles vergüenza." Ya lo hicieron Wimbledon, en 1982: 2 a 1 a Argentina, 3 a 2 a Brasil y 3 a 1 a Alemania, con un equipo bastante más generoso que el de 2006, aunque claro, ahí la diferencia las marcan las épocas: 1982 parecía ser un tiempo más generoso que el actual, de hecho todos los equipos lo eran, y por eso aquella Italia, mezquina para el recuerdo, frente a la actual es noble. Así su segundo punto se hace dudoso: será recordado por el cabezazo (Zidane) antes que por su juego; si la memoria que lo evoca es la de Wimbledon, por supuesto, si la memoria que lo evoca es esta (a la que me sumo), no. Tercer punto: travesaño, ¿cuál travesaño?; el único que hubo en partido favoreció a Italia, después Buffon le sacó un gran cabezazo a Zidane (que no pudo darle la direcció precisa) y otra pelota de Ribery se fue muy cerca del palo. ¿De qué habla Wimbledon? ¿Qué final vio? Si es una joda, no se entiende, si va en serio, acaso adhiere al mundial de la televisión, que no sólo trató de ser lo más botona posible (con la excusa de que permitía saber la verdad acerca de las jugadas) sino que impidió ver muchas jugadas por detenerse en planos en cámara lenta, la mayoría de las veces insustanciales, de jugadores, técnicos y mujeres-novias-amantes lamentando o festejando algo. No hay que alarmarse, en Wimbledon (en el torneo), en la final Federer-Nadal vi algo parecido con el festejo de la novia del impasible suizo. Y eso que quedó demostrado con el gol de Crespo a los mexicanos que la tecnología no garantiza nada: con todas las filmaciones y cámaras no se puede ver si le pega antes que el mexicano o no. Creo que hubo una foto que se lo da a Crespo. Bueno, tal vez el deporte de Wimbledon no sea el fútbol.
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